La propuesta es para que los niños, a partir de los 12 años, puedan tramitar el reconocimiento legal de su identidad de género.

El objetivo es claro: que los menores, a partir de los 12 años, puedan tramitar el reconocimiento legal de su identidad de género con o sin consentimiento de sus padres, al menos en Oaxaca.

La propuesta fue lanzada por la diputada local Magaly López, quien está impulsando una reforma al Código Civil del estado para que esto pueda ocurrir con los menores de edad, a partir de los 12 años, específicamente en los artículos 137, 137 Ter y 137 de la legislación local.

Que los niños no tengan que esperar hasta cumplir 18
Ese es el fin de esta propuesta de ley es que las personas que se asuman como transexuales, no esperen hasta los 18 años para dar trámite legal a su reconocimiento de género y que puedan hacerlo a partir de los 12 años.

Magaly López, diputada local por Morena, propone que este reconocimiento de la identidad de género de los menores de edad, sea posible con la autorización del padre, madre o tutor o de quien posea su guarda y custodia.

En caso de negárseles este permiso, podrían acudir a la Procuraduría Estatal de Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de Oaxaca a exigir el cumplimiento de este derecho.

Ahí, de acuerdo con la propuesta de la diputada, se les deberá prestar asistencia legal para recurrir a la vía jurisdiccional y que sean los y las juezas quienes teniendo en cuenta los principios de capacidad progresiva e interés superior de la niñez, resuelvan sobre dicha negativa o falta de consentimiento.

Se deberá contar con personal especializado
La Dirección General del Registro Civil, además, deberá contar con personal especializado al tratarse de menores de edad, pues su trabajo será intervenir con adolescentes, género y diversidad sexual en la adolescencia.

Señaló además que esta propuesta de reforma al Código Civil se da en apego a lo establecido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que ha sostenido jurídicamente que el derecho a ser escuchado de los niños y niñas constituye, no sólo un derecho en sí mismo, sino que debe tenerse en cuenta para interpretar y hacer respetar todos los demás derechos.