Crónica | Andrea Amaya
Javier Lapa no lo pensó dos veces y su instinto de ayudar lo motivaron a desviar su camino para acudir a sofocar el incendio en el hotel Casa Antigua.
Él vio la humareda negra que se desprendía de un edificio de la zona centro rumbo a su trayecto, escuchó las sirenas y cuando pasaba por la calle de Morelos se atravesó para ir en apoyo, fue el primero en llegar y en apagar casi en su totalidad las llamas.
Cuando arribaron los bomberos, el incendio estaba totalmente controlado, el pipero hizo una importante labor, apoyado de los policías viales y municipales, quienes también contribuyeron.
“Simplemente fue el instinto de ayudar y nada más”, dijo el hombre que sin protección alguna ingreso al lugar donde ocurría una tragedia.
Poco antes del medio día, sobre la calle de 5 de mayo un grupo de universitarios festejaba con banda y cohetones la ratificación de Cristián Eder Carreño López como rector interino de la UABJO.
Se presume que uno de los cohetones callo sobre el techo de policarbonato que protegía el área de restaurante del hotel y lo que habría provocado el incendio del material para después caer encima de mesas y de inmediato incendiar mesas, manteles y demás.
Comensales, personal y demás salieron de inmediato, no pudieron evitar que las llamas se propagaran. Afortunadamente el hotel estaba casi despejado de huéspedes que ya habían salido a los tours turísticos.
Y a pesar de la tragedia, solo se registraron daños materiales, pero el héroe sin capa Piperoman, quien logró apagar el fuego, solo recogió su manguera, agradeció a quienes lo llamaron héroe y se retiró del lugar.