En Sinaloa hay un refrán popular para referirse a las mujeres hermosas: “Huele a pólvora“; porque todos saben que la belleza es como un imán que lamentablemente atrae la atención del peligroso y deplorable mundo del narco.
La reinas de belleza son el capricho que los narcos se cumplen a cualquier costo.
Muchas de ellas han pagado caro el amor “deslumbrante” del capo que las protege, las seduce, las encubre y las lleva de la mano al infierno.
Algunas terminan asesinadas, otras perseguidas junto con su familiares o tras las rejas.
El caso más reciente es el de Maine de la Cruz Rojas, la ex reina de belleza que fue detenida el domingo por delitos contra la salud.
Su captura se efectuó en San Luis Potosí, y junto a ella se arrestó a Edgar Herrera Pardo, alías “El Caimán”; ambos tienen estrechos vínculos con Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
De hecho, se presume que en la estructura del cártel, Herrera Pardo está en el primer nivel de operación.
Maine de la Cruz se hizo famosa en 2016, cuando ganó un concurso de bikinis organizado por la casa de apuestas mexicana Caliente Casino.
En su video de perfil para el concurso, Maine dijo que recientemente había terminado sus estudios de preparatoria, que su hobbie era el fútbol y que le gustaba bailar, escuchar música y pasar tiempo con su mascota.
Sin embargo, las autoridades la identificaron como novia de Edgar Pardo y la acusaron de actividades de narcotráfico, aunque todavía no se han especificado cuáles.
La primera historia de amor narco
Arturo Santamaría, investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa, y autor de libros como De carnaval, reinas y narco y El culto a las reinas de Sinaloa, recordó que una de las primeras historias de amor narco la protagonizó Ernesto Fonseca Carillo, alias “Don Neto”, cuando se enamoró en 1967 de la ganadora del certamen Nuestra Belleza Sinaloa.
Ana Victoria Santanares tenía 18 años, y fue halagada con todo tipo de regalos entre los que se incluían automóviles lujosos.
Santamaría contó que su relación la conocían todos en Sinaloa y que al parecer se casaron y tuvieron dos hijos. Pero el romance apenas duró 4 años porque Santanares “no quiso exponer a sus dos hijos a los riesgos de la delincuencia organizada“.
Después se supo que Ana Victoria Santanares se casó con un empresario colombiano de nombre Enrique Turbay, con quien se fue a vivir a Colombia.
La reina secuestrada
La relación amorosa entre Francisco Rafael Arellano Félix y Rocío del Carmen Lizárragademostró que los caprichos amorosos del narco son como una bomba molotov.
El mayor de los hermanos Arellano Félix –fundadores del Cártel de Tijuana–, secuestró en 1990 a la recién coronada reina del Carnaval de Mazatlán.
El capo, quien entonces tenía 23 años y ya aparecía como un prominente empresario, se la llevó al estado de Jalisco para casarse con ella a la fuerza, cuando Lizárraga sólo tenía 18 años.
Meses después del secuestro la joven publicó un desplegado en el periódico Noroeste que decía lo siguiente:
Yo, Rocío del Carmen Lizárraga Lizárraga, reina del Carnaval Internacional de Mazatlán 1990, me encuentro en estos momentos en esta ciudad y puerto de Mazatlán.
No quiero juzgar, ni señalar al hombre que será el padre de mis hijos, el que me dio su apellido y del que solamente he recibido atenciones, pues nunca he recibido un mal trato de su parte.
Acepto con resignación el camino que me ha deparado el destino y si Dios me ha puesto en este camino, debo seguir.
Espero que con la bendición de Dios, de mis padres y de todos ustedes que llegaron a apreciarme un poco, logre ser feliz de alguna manera al final de mi camino.
Rocío tuvo que renunciar a su tono y tres años después ella y Arellano Félix abandonaron Mazatlán.
Nunca se volvió a saber de ella, y en 1993 el capo fue apresado y enviado a la cárcel de Alamoloya, en el Estado de México.
De allí salió en 2008, pero cinco años después lo mataron a tiros en una celebración familiar.
La Miss Jalisco que fue ejecutada en la vía pública
Irma Lizette Ibarra Naveja fue coronada Miss Jalisco en 1970.
Era reconocida como una exitosa abogada, pero algunos la relacionaban con personajes como Vicente Carrillo Fuentes, hermano del Amado, el conocido “Señor de los Cielos” del Cártel de Juárez.
En julio de 1997 la mataron dos sicarios que viajaban en una motocicleta, luego de que presuntamente compartió con un general del Ejército información sobre dos narcotraficantes:Eduardo González Quirarte y Roberto Jiménez “El Orejón”, ambos vinculados al Cártel de Juárez.
Quizá Lizzete no sabía que ese general, de nombre Jesús Gutiérrez Rebollo –entonces conocido como “el zar antidrogas” por estar al frente del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas–, también trabajaba para los Carrillo Fuentes, y que al parecer fue él quien la delató con “El Señor de los Cielos”.
Seguro la mujer había previsto su riesgo, pues desde un año antes de morir asesinada dejó una carta a sus hermanas –Modesta, Martha y María Elena– en la que responsabilizaba a Qirarte y Jiménez de cualquier atentado en su contra.
Tres semanas antes de que la asesinaran, la ex Miss Jalisco había pedido protección a las autoridades porque temía por su vida, les dijo. Nunca se la dieron y, como sucedió con ella, al menos 6 testigos más que declararía contra el general fueron asesinados entre 1997 y 1998.
Murió cuando se dirigía a compartir información con las autoridades sobre los vínculos del militar con los narcos.
Emma Coronel
Su porte y estilo la han caracterizado. Es la esposa del narcotraficante más famoso del mundo, pero también es la representación más fiel del término “buchona”, una expresión utilizada para referirse a las mujeres sensuales ligadas al narco.
En Youtube existen tutoriales de belleza que detallan cómo parecerse a Emma Coronel.
Nació el 2 de julio de 1989 en California, pero fue en México donde creció.
Hasta los 17 años su vida fue como la de cualquier otra joven. Pero las cosas cambiaron para siempre después de que se coronó reina del Festival del Café y la Guayaba, llamando la atención del ex líder del Cártel de Sinaloa.
A pesar de que en ese entonces tenía novio, “El Chapo” la fue conquistando con “detalles” y, finalmente, la “enamoró”.
Cuatro años después nacieron sus hijas mellizas María Joaquina y Emalí Guadalupe, en los Estados Unidos.
Durante el juicio del capo Coronel provocó expectación en las calles de Nueva York por su glamour y estilo.