No, no basta echarle ganas ni es la flojera o la falta de talento lo que mantiene a los mexicanos en condición de pobreza: la movilidad social en México es baja y, quien nace pobre, lo más probable es que muera pobre.
Al menos 7 de cada 10 personas que nacen en el peldaño más bajo de la escalera socioeconómica no logran superar la condición de pobreza durante su vida, revela el Informe de Movilidad Social en México 2019: hacia la igualdad regional de oportunidades.
El documento elaborado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) refiere que la ausencia de un piso parejo de arranque y avance en la vida para todos los mexicanos hace que, en nuestro país, la pobreza se herede.
¿Qué realidades mexicanas nos mantienen en la pobreza?
No hay oportunidades
Antes de pensar en desigualdad de oportunidades —donde unos tienen más y otros menos—, el informe del CEEY explica que en el sur de México hay lugares donde el Estado ni siquiera ha creado oportunidades de educación, salud o laborales.
El carecer de oportunidades mínimas, refiere el documento, provoca que las personas no puedan salir bien libradas situaciones de adversidad y difícilmente alcanzarán una vida digna.
“Antes de buscar establecer mecanismos para distribuir las oportunidades de manera igualitaria, hay que generarlas, ya que en regiones como el sur del país, estas ni siquiera existen”, dice el documento.
Desigualdad
La baja movilidad social en México se debe a la alta desigualdad de oportunidades, refiere el informe del CEEY. En una sociedad, cuando las personas, independientemente de sus características personales y de origen —posición socioeconómica de los padres, lugar de nacimiento, género, religión, preferencias sexuales, talla, peso, color de piel, etc.—, reciben las mismas oportunidades para acceder en igualdad de condiciones a la educación, servicios de salud, crédito, o a un puesto de trabajo, entonces las opciones de logro se amplían y la movilidad social se incrementa.
El manejo de la desigualdad es clave para que una sociedad pueda salir de la pobreza, dijo el economista australiano Martin Ravallion, durante una ponencia en el Colegio de México el pasado 20 de mayo.
Sin embargo, agregó Ravallion, esta desigualdad impera porque existen prejuicios contra los pobres en la toma de decisiones del gasto público, esto genera que no haya inversión para el bien de las personas (salud, educación, trabajo), ni tampoco en servicios de calidad, infraestructura, desarrollo rural, a esto se suma que no haya reformas políticas para que los más necesitados tengan acceso a mercados de crédito o laborales.
El informe del CEEY refiere que al observar el grado de la desigualdad de oportunidades en México: al menos 48 % de la desigualdad en los logros de la población mexicana se debe a que las oportunidades con las que cuentan las personas para salir adelante no son las mismas.
Mala distribución
El economista Martin Ravallion explicó que “el sistema fiscal en México está haciendo que la pobreza aumente”.
La explicación es que las formas de ayuda (programas, planes o inversiones) originadas desde el Estado no están llegando a los que más necesitan. A esto se suma, según sus estudios, que existen mayores niveles de pobreza después de recaudar impuestos que antes.
Discriminación
¿Tu tono de piel es oscuro? ¿Eres mujer? Entonces tienes menos posibilidades de salir de la pobreza.
El estudio el CEEY refiere que las ventajas o logros que adquieren las mujeres son más limitados que los de los hombres con condiciones de origen equivalentes, en especial, cuando inician en posiciones menos favorables.
Si una mujer nació en la base de la escalera social, tendrá menos probabilidades que un hombre de escapar de la pobreza: 75 de cada 100 mujeres que nacen en dicha posición no logran superar la condición de pobreza, mientras que lo mismo sucede con 71 de cada 100 hombres que provienen de la misma condición.
Por otro lado, el color de piel es determinante: los mexicanos de tono más oscuro experimentan menor movilidad ascendente y mayor movilidad descendente respecto de quienes tienen un tono de piel más claro.
Inequidad en educación
A un niño mexicano le costará al menos 11 generaciones salir de la pobreza, según un estudio de la OCDE. Esta situación radica en que los hijos de madres que no han alcanzado la educación media superior tienen menos probabilidades de estar matriculados en programas de atención y educación de la primera infancia.
“Aunque es bien sabido que el desarrollo cognitivo del niño se inicia mucho antes de alcanzar la edad escolar, los gobiernos continúan destinando una menor proporción de fondos públicos para este nivel educativo”, refiere el documento.
Los niños procedentes de entornos desfavorecidos también tienen menos probabilidades de acceder a la educación superior.
Según la OCDE, la participación en la educación superior es hoy en día más importante que nunca. Como resultado del cambio tecnológico, la digitalización y la innovación se concede un gran valor a las competencias avanzadas, al tiempo que los empleos menos cualificados están siendo suprimidos del mercado. Aquellos individuos que solo han alcanzado la educación secundaria ganarán, en promedio, el 65% de lo que ganaría un graduado en educación media superior, perpetuando este círculo vicioso durante las generaciones futuras.
Desventajas salariales
La OCDE refiere que las desventajas salariales para las personas sin educación media superior son más pronunciadas en los países latinoamericanos: por ejemplo, aquellos que han obtenido como titulación máxima el segundo ciclo de educación secundaria ganarán solo entre el 40% (en Brasil) y el 51% (en México) del salario de un graduado en educación media superior.
Las perspectivas de movilidad salarial, entre las generaciones, suelen ser más desfavorables en los países donde la desigualdad en los ingresos es alta, dice la OCDE. En el caso de países de América Latina, “la movilidad salarial fue una realidad para muchas personas nacidas entre 1955 y 1975 de padres con bajo nivel educativo, pero se estancó para los que nacieron después de 1975.