Por Alex Sérbulo
Alguna vez te has preguntado sí ¿las legumbres sienten emociones? Sí les preocupa saber bien el paso de un baile o no olvidar la letra de una canción… o sí ¿quieren pintar un cuadro o domar un toro? pues la noche del 23 de diciembre podemos contestar esa y otras preguntas sobre nuestros cohabitantes leguminosos con una tradición en la que son protagonistas: La Noche de Rábanos.
Imagina que unas legumbres se levantan de la tierra, toman aire… y cobran vida. Es así como las manos de campesinos y artesanos llenan de espíritu festivo a estas legumbres. El Raphanus sativus comunmente llamado Rábano es el acompañante idóneo para un pozole. Los Rábanos son originarios de China y llegaron aquí como el Ajo europeo, en un barco y seguramente con mucha emoción de conocer tierra nueva, y asi fue cómo ambas plantas se acoplaron perfectamente a la cultura prehispánica ya establecida en esta tierra y su gastronomía basada en hierbas y recetas multi diversas, creando con el paso del tiempo y gracias a la mezcla e intercambio, una de las mejores gastronomías del mundo: La comida Mexicana.
Nuestros vecinos por adopción, los Rábanos, con el paso del tiempo han heredado una identidad. Sembrados y cosechados durante la segunda mitad del año en campos exclusivos para su crecimiento, la ultima semana de Diciembre culminan su proceso de maduración y son utilizados como materia prima para Esculturas temporales. Parece como sí a causa de sus torceduras y abstracciones ellos mismos deciden en que se convierten, ya sea una bailarina, o un músico, o Frida Kahlo, un venado, una casa, un sacerdote o un Nacimiento navideño con su pequeño Jesús, la familia, los reyes magos y hasta los burros; sus formas caprichosas tras pasar por las manos de los y las artesanas se preparan y crean un espectáculo de colores y signos, de momentos, memorias e imágenes muy cercanas pero al mismo tiempo con una rareza que aparece por primera vez en algo tan familiar.
Para darte una idea de lo antigua que es esta tradición imagina que cuando se originó era el año 1897, en nuestro país Porfirio Díaz era presidente, en Bristol, Reino Unido, Guillermo Marconi realizaba su primera transmisión radiofónica, y en E.U. Thomas Alva Edison ganaba la batalla a los hermanos Lumiere por la patente del primer proyector de cine; Imagina que desde hace ya 122 años estos tubérculos además de acompañar deliciosas comidas también alegran las mesas con sus formas. Inicialmente promovidas por frailes que vendían en los mercados y luego adoptadas como artesanías con temas sacros, el avance tecnológico y los cambios en el animo mundial hicieron que estos maestros del disfraz adoptaran otras formas mas cercanas a la vida cotidiana de sus creadoras y creadores, así el abanico de retratos se extendió a lo que vemos ahora, un catálogo de vegetales surrealistas que parece sacado de un cuadro de Max Ernst.
Ésta exposición de artesanía temporal se muestra a sí misma en el zócalo de la ciudad de Oaxaca como una huella del tiempo y de la profundidad vibrante que nació de la mezcla de muchos elementos.
Asistir a la Noche de Rábanos es toda una metáfora de vida, un momento ideal para presenciar las formas caprichosas de quien decide su vocación desde el fondo de la tierra, es también encontrarse con las tradiciones y costumbres de las personas y sus comunidades.
Después de todo, en un tiempo tan inmediato como el que vivimos y con la información fluyendo y cambiando a cada momento es necesario darse una pausa para pensar en eso que nos conecta con la gente real de todo el mundo, pensar en qué es eso que compartimos aún a la distancia, un vinculo que va mas allá del idioma y la nacionalidad, la magia de la Comida como una conexión historica y universal que se asoma en el rostro diminuto de este rábano que se transformará en un danzante prehispánico y viene a decirnos con sus formas caprichosas que en nosotros hay un poco de toda la gente que vive en este planeta.