El ganador del segundo lugar en el World Press Photo trabajó con los alumnos del Programa de Fotografía Documental del CaSa
“Siempre he creído que la fotografía solo es un pretexto para poder hablar de cosas que realmente nos mueven o nos quitan el sueño, eso se puede ver en los proyectos de los alumnos del Programa de Fotografía Documental”, indicó el reconocido fotógrafo Yael Martínez quien es maestro de dicho programa educativo que impulsa el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa) y la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO).
Ganador del segundo lugar en el World Press Photo, en la categoría: Proyectos de largo aliento, Martínez consideró interesantes los trabajos de los alumnos del Programa de Fotografía, porque dijo que están hablando de cosas íntimas.
“De alguna forma cada uno de ellos ha configurado su personalidad, pero al mismo tiempo hablan de una pertenencia a una generación y de las preocupaciones que hay en esa generación, muchos de estos trabajos tienen estos puntos de contacto sobre estas preocupaciones, yo me quedo con muchas ansias de seguir viendo cómo se van desarrollando”, comentó el fotógrafo originario de Guerrero.
Agregó que el programa se llama de fotografía documental, pero podría decirse que es un documental expandido, “los alumnos están partiendo de procesos de la realidad, pero hay nuevas configuraciones de cómo asimilar justamente esa realidad, cómo asimilar el tiempo y el espacio”.
Quien recibió el Magnum Emergency Fund contó que Joan Liftin, coordinadora del programa, fue quien lo invitó a ser uno de los tutores, dijo que este tipo de clínicas dan posibilidades y herramientas a los fotógrafos jóvenes para el desarrollo de un discurso visual.
En el módulo que impartió, Yael Martínez, mencionó que trató de brindar un trabajo más horizontal, donde se pudieran escuchar las voces y perspectivas de cada uno de los participantes como autores.
Recordó que hace 10 años formó parte de un programa parecido, el Seminario de Fotografía Contemporánea, lo que representó un parteaguas en el desarrollo profesional de su carrera.
“El hecho de la generación de estos espacios, principalmente en Oaxaca, permiten que se generen nuevas formas de entender el quehacer artístico, en este caso la fotografía”.
“En el caso del grupo actual, es multicultural, porque más allá de Oaxaca o México, también hay gente latinoamericana y europea, eso aporta porque las miradas y perspectivas son distintas, se crean los trabajos a través de la retroalimentación que se va dando como grupo y vuelve mucho más ricos los procesos”.
“Mi carrera profesional parte de Oaxaca para adelante”
El fotógrafo ha tenido una relación profesional con Oaxaca. Durante la entrevista platicó que justo en el momento que quería aprender más o desarrollar una mirada autoral, fue que vino a Oaxaca para ser parte del Seminario de Fotografía Contemporánea.
“Mi carrera profesional parte de aquí de Oaxaca hacia delante, si bien había estudiado en una escuela Activa en Cuernavaca era una formación mucho más técnica, la fotografía como oficio, aquí sí se abrieron como nuevas miradas. Después del seminario tuve la gran fortuna de conocer a Mary Ellen Mark que era gran amiga del maestro Francisco Toledo y Trine Ellistgaard. Ella como tutora me ayudó mucho en ese desarrollo, me presentó a Joan Liftin que fue maestra mía, y a Charles Harbutt otro de mis tutores”, detalló Martínez.
Dijo que en Oaxaca se crea este espacio idóneo para el desarrollo artístico con personalidades internacionales en la fotografía: es un espacio de diálogo, de configuración, que detona y te puede llevar a muchos lugares.
El World Press Photo una sorpresa para Martínez
Sobre el premio que recientemente obtuvo en el World Press Photo, mencionó que fue una sorpresa porque no se considera periodista.
“Sin embargo tengo respeto hacía el oficio del periodismo, sobre todo en un contexto tan fuerte como el mexicano, donde miles de periodistas arriesgan sus vidas para generar estas historias, pero sí creo que soy un fotógrafo documentalista”.
La casa que sangra, es el proyecto que le dio el premio, éste lo viene desarrollando desde 2013.
“El proyecto ha pasado por retroalimentación, por diversas miradas de los fotógrafos como Joan Liftin, Mary Ellen Mark y Harbutt, tuve la fortuna que los jurados pudieron ver el punto de vista en el que se estaba narrando la historia, que es sobre familias con desapariciones forzadas en México, para mi era importante que se pudieran escuchar esas voces silenciadas de las familias a través del tiempo, que se entendiera que este es un proceso y una problemática actual que no fue y que no terminó solamente en 2014 con la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, sino que las estadísticas muestran que es un problema que hemos tenido desde hace décadas que hay más de 30 mil desaparecidos en el país y es una problemática muy grande”.
Actualmente Yael continúa con este proyecto de desapariciones pero con un acercamiento más experimental, “tengo años trabajando gráfica con mi hermano, hemos hecho proyectos mezclando fotografía y gráfica, también tengo otro proyecto sobre rituales y sobre la afro descendencia en Guerrero y Oaxaca específicamente, que son zonas con las que me he sentido conectado”, finalizó el fotógrafo.