Aunque los gusanos estaban comiéndosela viva, soportó hasta que alguien pudiera escucharla.
Abandonada dentro de un basurero en Transilvania, Rumania, una perrita luchaba por sobrevivir. La habían golpeado tan fuerte, que una de sus patas se había quebrado e incluso su cabeza tenía graves heridas que comenzaban a ser comidas por los gusanos. Y como estaba dentro de una bolsa de basura, no tenía más opciones que rendirse y esperar su muerte.
Pero ella no estaba dispuesta a abandonar el mundo tan rápido.
Soportó el dolor, el hambre y los gusanos con la esperanza de que algún ser humano la escuchara y se apiadara de ella.
Y funcionó.
Unas personas que pasaban justo por el lugar donde ella había sido arrojada a la muerte, se dieron cuenta de una bolsa de basura que se movía y enseguida, sospechando de qué podría tratarse, la abrieron para salvarle la vida.
Efectivamente había un cachorro dentro… y en las peores condiciones que alguien pueda imaginar.
«Anora», como fue nombrada, fue llevada de inmediato a Transylvania Animal Care, donde le brindaron atención médica de emergencia. Allí trataron la inflamación en su cabeza y eliminaron todos los gusanos que se la estaban comiendo viva.
Afortunadamente tuvo una rápida recuperación, que permitió que una familia del Reino Unido la adoptara para entregarle todo el amor que necesitaba y que le fue negado. Ahora su mamá humana es Helen Taylor y cuida todos los días de Anora.
Si bien tuvo que someterse a una intervención en una de sus patas, la perrita se encuentra totalmente saludable y lista para olvidar ese pasado que tanto daño le hizo.
Con información de upsocl.com