El gurú de la secta Nxivm aseguraba que las mujeres deben ser “perros hambrientos para su amo”

Agencias | Internacional

El juicio federal en Nueva York contra Keith Raniere ha ido exponiendo el andamiaje ideológico que utilizaba el denominado “gurú de autoayuda” para somenter a sus seguidoras y/o esclavas sexuales en su sociedad secreta.

Aunque parezca irracional, a estas alturas de la evolución de las libertades femeninas, en su “mundo” o en “su desquiciada filosofía” ellas deberían ser tan obedientes como los “perros hambrientos”, según declaraciones de una de sus antiguas devotas este lunes frente al jurado de Brooklyn.

Lauren Salzman, de 42 años, quien formó parte de la sociedad secreta de maestros y esclavos dentro del grupo Nxivm, creado en los años 90 en el estado de Nueva York, aseguró que Raniere era todo un capataz.

Salzman subió al estrado para dar su testimonio como parte de un acuerdo de culpabilidad, en el que admitió haber obligardo a un miembro de la secta de menor rango a permanecer dentro de una habitación durante dos años para disciplinarla.

Él esperaba que sus “seguidoras” o, mejor dicho, sus esclavas sexuales, fueran obedientes para lo que deseara en cualquier momento, expuso en su testimonio Salzman, según The Guardian.

Esperaba además que respondieran con igual prontitud lo mismo para que “le enviaran fotos de desnudos o que le compraran comestibles pagados de sus propios bolsillos”, detalló en esta sesión del juicio, que comenzó el pasado 7 de mayo y se espera que dure unas seis semanas.

Salzman explicó además que a las mujeres se les lavaba tanto el cerebro que saltaban a todas horas cuando se les pedía “actos de cuidado” para Raniere, hoy de 58 años.

En las instrucciones escritas para la “hermandad de mujeres”, a la que también pertenecía la actriz de televisión, Allison Mack, se podía leer explícitamente: “Debes ser un perro hambriento para tu amo”, abundó la testigo, quien igual contó que Raniere, en ocasiones, les llegó a ordenar que usaran una paleta para azotarse mutuamente como castigo por desobedecer sus reglas.

Para los seguidores del juicio, el testimonio de Salzman llega justo a tiempo, ya que los abogados de Raniere han insistido en que sus encuentros con las mujeres fueron consensuados y “estaban destinados a ayudar en su crecimiento personal”.

Fotos de desnudos como chantaje
Salzman en sus declaraciones explicó que las mujeres debían entregar una garantía, que llamaban “el voto”, y que consistía en fotos desnudas que se tomaban a sí mismas cuando se reunían tres veces por semanas. Si a Raniere no le gustaba la foto, exigía una nueva imagen, detalló.

“El elefante en la habitación era que estaba teniendo relaciones sexuales con muchas de estas personas”, aclaró.

“El voto” podía hacerse público en caso de que alguna intentara desertar o romper el silencio sobre las prácticas de la secta secreta, bajo el amparo de un grupo de autoayuda.

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