Michael Haim fue condenado a cadena perpetua por haber asesinado a su esposa hace 26 años y ocultado el cadáver en el patio de su casa. El crimen fue presenciado por su hijo, de entonces 3 años, que declaró “papi la lastimó” pero nadie le creyó hasta que en 2014 encontró el cráneo de su madre.
El hombre de 52 años fue condenado por asesinato en segundo grado y pasará el resto de sus días detrás de las rejas por matar en 1993 a Bonnie Haim.
En 1993 la pareja estaba a punto del divorcio. Discutían constantemente y ella tenía planes de abandonar la casa, pero fue descubierta por Michael, quien la asesinó frente a su hijo de 3 años que lo señaló desde el principio como el culpable de lastimar a su mamá.
Nadie le creyó por su edad. Ni siquiera la familia de Bonnie tomó en serio lo que el menor repetía constantemente “papi la lastimó”, “papi le disparó a mamá “, “papi le dio un tiempo de descanso a mamá” y “mi papá no pudo despertarla”, además jamás encontraron evidencia física que ligara a Michael Haim con la desaparición, así que el caso quedó sin resolver hasta que en 2014 los restos fueron hallados por la misma persona que siempre señaló al culpable.
Aaron hacía reparaciones en su casa de la infancia cuando al excavar el patio encontró algo que parecía un coco, pero que al inspeccionarlo notó que en realidad era un cráneo. El hallazgo sirvió para reabrir el caso con el que después de más de 20 años fue juzgado Michael.
Tras varios años de juicio, el hombre por fin fue condenado a cadena perpetua por un crimen que cometió en 1993 e inculpado por el único testigo: su hijo ya de 24 años y que jamás dudó de su responsabilidad en la muerte de su madre.
“Honestamente, no me siento tan diferente de lo que era hace cuatro años antes de encontrarla”, declaró Aaron después de escuchar la sentencia otorgada por el juez Steven Whittington.
“Siempre creí que la había matado y que era necesario que se hiciera justicia, pero incluso hoy, cuando el juez dijo que iba a ser sentenciado a cadena perpetua, no fue ese gran sentimiento emocional que tuve”, agregó para el First Coast News.
“Siempre supe que mi madre estaba enterrada. Simplemente no sabía dónde”, dijo hace unas semanas Aaron que fue adoptado por otra familia cuando el asesinato de su madre no fue resuelto, así que tomó el apellido de Fraser.
Después de varios años se interesó por regresar a la casa donde vivió sus primeros años de vida. Ganó la escritura de la propiedad en North Jacksonville y al comenzar con la renovación halló los restos de Bonnie que desapareció en enero de 1993.
Los forenses determinaron gracias a una prueba de ADN que murió de un homicidio “por medios no especificados”.