El Jardín Madero, uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad de Oaxaca, es ahora escenario de una obra monumental que fusiona tradición y contemporaneidad. El artista oaxaqueño Allan Amador inauguró su escultura Quetzalcóatl, pieza que permanecerá exhibida durante tres semanas y que, gracias a la petición del propio creador y al respaldo del público, podría extender su estancia hasta seis semanas, una decisión que aún está por confirmarse.
La instalación forma parte del proyecto que el artista ha denominado “La ruta de Quetzalcóatl”, iniciativa que busca llevar la escultura a distintas comunidades y regiones del estado. La propuesta no solo contempla la exhibición de la pieza, sino también la realización de talleres dirigidos a la comunidad, enfocados en la creación artística con materiales reciclados y en la promoción del arte sustentable.
La imponente obra está elaborada con más de 200 llantas reutilizadas, un gesto que refleja el compromiso de Amador con la protección ambiental. Con ello, logra un doble propósito: por un lado, retirar del entorno materiales altamente contaminantes, y por otro, transformarlos en un objeto artístico de gran impacto visual y cultural. “Cada llanta que utilicé es un símbolo de transformación: de lo desechado a lo eterno, de la basura a la belleza”, ha señalado el artista en entrevistas previas.
El estilo de Allan Amador se distingue por retomar elementos del arte prehispánico y reinterpretarlos desde una perspectiva contemporánea. En Quetzalcóatl, la figura de la serpiente emplumada emerge en forma monumental, con texturas y volúmenes que evocan tanto la fuerza de la mitología mesoamericana como la audacia de las tendencias escultóricas actuales. El resultado es una pieza única, que dialoga con la historia y el presente, con la tierra y la imaginación.
Antes de su instalación en el Jardín Madero, Quetzalcóatl tuvo su primera parada en la Universidad Anáhuac Oaxaca, institución de la que Allan Amador es egresado. Allí, la escultura fue recibida con entusiasmo por la comunidad universitaria, marcando el inicio de su travesía por el estado.
La presencia de Quetzalcóatl en un espacio público tan transitado ha generado curiosidad, admiración y diálogo entre oaxaqueños y visitantes. Familias, estudiantes, artistas y turistas se han detenido a contemplar sus formas y a tomarse fotografías, convirtiendo la obra en un nuevo punto de encuentro cultural en la ciudad.
La ruta que el artista planea seguirá creciendo con el tiempo, siempre con el objetivo de vincular el arte con la conciencia ambiental. Amador sostiene que el arte no solo debe emocionar o embellecer, sino también generar reflexiones sobre nuestro entorno y nuestras acciones como sociedad.
Quienes deseen conocer más sobre esta obra y sobre el proceso creativo de Allan Amador pueden hacerlo a través de la entrevista publicada por Arte Actual Oaxaca en su canal de YouTube, donde el artista comparte detalles de la construcción, el simbolismo y el futuro de Quetzalcóatl.
Mientras tanto, el Jardín Madero se convierte, al menos por unas semanas, en un espacio donde el pasado y el presente se entrelazan, donde el arte se encuentra con la ecología, y donde una serpiente emplumada, hecha de llantas, recuerda que incluso los materiales más nocivos pueden transformarse en símbolos de vida y esperanza.